Esta planta es lo suficientemente grande como para ser visible en las imágenes de satélite, comúnmente conocida como dimaka, es una enorme palmera "autodestructiva" (monocárpica) que no se detectó por la ciencia hasta el año 2007.
Su extraordinaria apariencia y la evidencia genética indica que esta palmera pertenece a un género propio dentro de un grupo de palmeras, se pensaba que su distribución se limitaba a Asia.
Hasta ahora solo se ha relevado una población total de 92 especímenes “adultas” y unos 100 retoños.
[1][2] Dado lo escaso de su número se han iniciado esfuerzos para proteger su hábitat natural.
Una vez que han madurado sus frutos y han sido recogidos por los lémures -que distribuyen sus semillas- la palmera pierde fuerza, su enorme estructura se derrumba despacio y, finalmente, muere.