En la religión católica el sagrario o tabernáculo[1] es el lugar donde se guarda la sagrada hostia en los templos.
[2] El sagrario o tabernáculo se añade con frecuencia al retablo y puede tenerse como parte integral de este desde el siglo XV en que se encuentra generalizada esta práctica.
Antes de dicho siglo fue muy variada la costumbre del reservado; en la era de las persecuciones se guardaba el sacramento en lienzos o en cajitas que llevaban a sus casas los fieles.
En la época constantiniana y en los siglos posteriores inmediatos, se suspendía en una caja de oro sobre el altar y pendiente del baldaquino o se colocaba esta en un nicho del ábside en la sacristía o simplemente sobre el altar.
Algunos sagrarios suelen tener en la parte superior un dosel o templete, el cual es diáfano y abovedado, llamado manifestador o exporitorio, utilizado para exponer en su interior, de forma temporal o permanente, el Santísimo Sacramento (hostia consagrada alojada en la custodia u ostensorio).