Según el autor, el chef del teatro «ganaba igual que un diputado».
Entre los artistas notables que actuaron en el Tabaris estuvieron las francesas Lucienne Boyer, Josephine Baker y Mistinguett.
En 1937, el Teatro-Dancing Tabarís fue remodelado y ampliado por el arquitecto Rafael Sammartino, quien le brindó una estética moderna de líneas sobrias, con columnas de influencia art decó en su fachada vidriada.
En 1989, el Tabarís fue comprado por el empresario Carlos Rottemberg, quien hasta la fecha solo se ocupaba de los contenidos artísticos pagando un canon.
En 1998 lo alquiló a una iglesia evangélica, situación que se extendió hasta 2006, cuando el teatro reabrió y se sumó al circuito de salas que organiza Rottemberg, junto con el Multiteatro y el Liceo.