Es la única especie del género Dermatobia Esta especie es nativa de gran parte del continente americano, desde México hasta el norte de Argentina, Chile y Uruguay, aunque no es lo suficientemente abundante ni perjudicial como para ser considerada una auténtica plaga.
Las erupciones que producen en la piel muestran poca tendencia a infectarse, probablemente porque la larva segrega antibióticos como estrategia adaptativa para que la propia larva disponga de alimento en buen estado.
La infección es mucho más probable si la larva es sólo parcialmente extraída al intentar eliminarla, dejando restos bajo la piel.
Se presenta en la piel una lesión eritematosa, forunculoide, dolorosa, con un orificio central y que exuda líquido sanguinolento o purulento.
Las larvas no pueden ser extraídas con facilidad debido a los fuertes ganchos situados alrededor de su abdomen, con los que se adhieren a la herida, por lo que debe retirarlas un profesional médico.