Su padre al repartir su reino le concedió el mar, la tierra y el rayo, pero este quería más.
Tras esto, tuvo una batalla con su hermana Amaterasu, que dio como resultado graves consecuencias, provocando que el consejo de los ochocientos dioses lo expulsasen del cielo directamente a la región de Izumo.
Cuando Susanoo quiso enfrentarse a su hermana Amaterasu, para evitar heridas innecesarias, decidió hacer con ella un concurso de poder creador: consistía en crear cuanto más divinidades menores mejor.
Susanoo se proclamó vencedor, aunque su hermana, al pertenecerle a ella las cuentas con las que Susanoo había creado a sus dioses menores, dijo que ella era la vencedora.
El día que la bestia atacó, el dios había ya construido ocho puertas colosales, y tras ellas había colocado vastas cantidades de una bebida alcohólica (sake); la serpiente cayó en la trampa y bebió la bebida neutralizante; ya caída en el suelo, Susanoo, tomó su espada totsuka y cortó cada una de las colas y cabezas de la serpiente, en la cuarta cola encontró una espada de hermosa apariencia, Kusanagi.
Tomando posesión de ella como presente para su hermana, el dios logró retornar a las mansiones divinas.