Aunque la escultora trabaja con diversos materiales como el mármol o el metal, sus trabajos en madera y su relación con la verticalidad son sus elementos más distintivos.
[5] En sus inicios la obra de Susana Roselló se caracteriza por ser trabajada en madera, proceso que la lleva a descubrir la importancia del ritmo vertical.
Este primer encuentro con el material la conducirá, de allí en adelante, a consolidar algunas de las características que darán personalidad a su obra: la verticalidad en relación con la horizontalidad y la presencia de grandes hoyos y vacíos.
Anatomías para sentimientos que, en la mayoría de los casos, se encuentran entre la melancolía y la nostalgia, pero no traducidas a la violencia ni al desgarramiento.
Un lenguaje armónico, o con intención de armonía, que abstraen lo que es importante para la artista y que intenta entablar un constante diálogo con el exterior por medio de su articulación de volúmenes y formas.