Bajo la doctrina del «sudor de la frente», el creador de una obra con derechos de autor, aunque sea no completamente original, tiene derecho a que se proteja su esfuerzo y gasto, y nadie más puede utilizar tal trabajo sin permiso, sino que tiene que recrear el trabajo por investigación o esfuerzo independiente.
La legislación europea tiende a armonizar la protección de la propiedad intelectual en todos los Estados miembros y la doctrina adquiere una mayor influencia.
Sin embargo, los tribunales no han adoptado una lectura literal de este requisito.
La ley israelí exige que la obra exhiba cierto umbral de originalidad para ser registrable como propiedad intelectual.
En otras palabras, la ley israelí no se subscribe a la doctrina del «sudor de la frente».