Su trabajo la convirtió en una de las mujeres que más impulso internacional le dio a la cultura nacional colombiana, a través de la danza.
La vida artística y política de la familia la llevó por muchos lugares del mundo, lo cual Sonia aprovechó para incursionar en danza moderna, tap y folclore con distintos maestros.
Cuando regresaron a Colombia, Sonia tenía claro su vocación como coreógrafa.
A partir de entonces, empezó a participar en el carnaval de Barranquilla haciendo grandes espectáculos que dieron un giro para siempre al estilo del carnaval.
Su tercer matrimonio (civil) fue en Panamá con un marqués de Mantova, Francesco Lanzoni Paleotti del Poggio.