Se evacuó a los residentes de las inmediaciones y, en la mañana del 3 de enero, se produjo un tiroteo en el que la policía, al estar equipada con armas inferiores, tuvo que recurrir a la ayuda del ejército.
En algunas de las imágenes filmadas se podía ver al por entonces ministro del Interior Winston Churchill.
Esta afluencia llegó a su techo en la década de 1890, cuando los inmigrantes judíos —pobres y con poca o incluso ninguna formación en su mayoría— se asentaron en gran número en el East End londinense.
[1] La cantidad de judíos alcanzaba en algunas zonas el cien por cien de la población y un estudio llevado a cabo en 1900 mostraba que tanto Houndsditch como Whitechapel se identificaban como «distritos bien definidos e intensamente judíos».
[2] Algunos de estos expatriados eran revolucionarios y tuvieron dificultades para adaptarse a la vida política existente en Londres, que era menos opresiva.
El historiador William J. Fishman apunta que «los meschuggena [locos] anarquistas eran aceptados como parte del paisaje del East End»;[3] en general, la prensa británica empleaba los términos «socialista» y «anarquista», sin distinción, para referirse a cualquiera que profesase creencias revolucionarias.
El propósito de la intentona, como solía ser habitual entre los grupos revolucionarios rusos, consistía en expropiar propiedad privada para financiar actividades radicales.
[12] No todos los miembros del pequeño grupo de letones[nota 1] que se vio involucrado en los sucesos de Houndsditch y Sidney Street eran anarquistas, si bien se encontraron libros anarquistas entre sus pertenencias en las pesquisas posteriores.
[14] Eran, probablemente, revolucionarios que se habían radicalizado a causa de las experiencias vividas en Rusia.
Mientras cumplía condena en prisión por este tipo de actividades delictivas, lo torturaron y le arrancaron las uñas.
Había participado durante años en actividades revolucionarias y criminales, entre las que se contaba el contrabando de armas.
Llamó a la puerta del número 11 de los edificios Exchange, la única que tenía una luz en la parte trasera.
Más tarde, Piper lo describió como pálido, rubio y de aproximadamente metro setenta.
Los policías le preguntaron al hombre si podían ir a la parte trasera de la estancia y este les dio el visto bueno.
Metieron el cuerpo de Tucker a un taxi que lo llevó al London Hospital, en Whitechapel Road.
[59] La investigación fue un reto, dadas las diferencias culturales patentes entre los agentes y los nutridos grupos de residentes extranjeros presentes en la zona que abordarían las pesquisas.
Fue consecuentemente arrestada y puesta bajo custodia policial, en el cuartel de Old Jewry.
[64] Los papeles que la policía pudo recuperar relacionaban a los sospechosos con el East End, en particular con grupos anarquistas activos en la zona.
[67][68] Cerca de noventa agentes se dedicaron exclusivamente a conducir la búsqueda en el East End.
Asimismo, los agentes arrestaron a Federov en su vivienda el 18 de diciembre, mientras que Dubov y Peters no duraron más allá del 22 libres.
[69] Ese mismo día se celebró una misa conmemorativa en la catedral de San Pablo para honrar a Tucker, Bentley y Choate.
Acudieron a ella Edward Wallington, en representación del rey Jorge V, Winston Churchill y el alcalde de la ciudad.
[84] En la tarde del 2 de enero se celebró una reunión para decidir cuáles serían los siguientes pasos.
[25][nota 6] En una carta posterior dirigida a The Times, Churchill clarificó su papel: El tiroteo alcanzó su punto álgido entre las doce y las doce y media del mediodía, pero a falta de diez minutos para la una se divisó fuego saliendo por las chimeneas del edificio y de las ventanas del segundo piso; no se ha llegado a dilucidar si el fuego se originó por accidente o de manera intencionada.
[109] Los bomberos encontraron el cuerpo de Sokolov al entrar a la propiedad para apagar las llamas y lo sacaron.
[110] El superintendente Charles Pearson quedó con la columna fracturada y falleció seis meses después de los hechos.
[127][128] El parlamentario Josiah Clement Wedgwood se opuso y le escribió a Churchill para pedirle que no introdujera las medidas más duras: «Sabes tan bien como yo que la vida humana no vale nada en comparación con la muerte de las ideas y la traición a las tradiciones inglesas».
[132][133] Trassjonsky atravesó una crisis mental y se la confinó en el Asilo para Lunáticos de Colney Hatch.
[137] Además, los sucesos se llevaron a la ficción en otro filme, de 1960, titulado The Siege of Sidney Street.
Las placas colocadas en ellos tildaban a Peter «el Pintor» de «antihéroe», puesto que este no se vio involucrado en gran medida en los acontecimientos.