En fútbol, una simulación, coloquialmente llamada piletazo o piscinazo, es el intento de un jugador de obtener una ventaja injusta al caer al suelo y fingir una posible lesión, para dar la impresión de que se ha cometido una falta.
Las simulaciones son a menudo utilizadas para exagerar la cantidad de contacto presente en una barrida.
Decidir si un jugador ha cometido una simulación es subjetivo, y uno de los aspectos más controversiales de discusión en el fútbol.
Los jugadores hacen esto para recibir un tiro libre o un tiro penal, lo que resulta en oportunidades de anotar un gol, o que el jugador contrario reciba una tarjeta amarilla o roja, dando a su propio equipo una ventaja.
Un estudio de 2009[1] encontró que hay rasgos reconocibles que a menudo se puede observar cuando un jugador está fingiendo.