Se convirtió en miembro y pronto cónsul de la nación española en Brujas.
Es probable que Silvester fuera representado como donante en la Adoración de los Magos, pintura anónima de Brujas, ahora en el Museo Groeninge, que originalmente estuvo en aquella capilla.
Se preocupó de las necesidades materiales y los intereses del monasterio claretiano, que le recuerda como gran benefactor, que, entre otras cosas, habría construido la enfermería a sus expensas.
Los religiosos se opusieron, incluida la misma Françoise Pardo, cuyo diario menciona que preferiría enfrentarse a la ira de su padre.
Pero Pardo solicitó al mismo emperador Carlos V la excepción.