Al igual que el siguiente, Starship Troopers, no fue bien recibido por el público, al utilizar un sentido del humor socarrón y una estética «kitsch» que era deliberada, no resultado de una mala planificación.
Se inicia como bailarina erótica en tugurios de medio pelo, y luego, gracias a diversos avatares, va escalando puestos.
Su antagónica o «enemiga» en el filme es Crystal Connors, estrella a la que Nomi pretende reemplazar.
Fue encarnada por Gina Gershon, quien luego insistiría en papeles similares, de mujeres turbias en cuanto a moral y preferencias sexuales.
La película incluía llamativos números coreográficos, al gusto de Las Vegas, gusto que no debería achacarse a Verhoeven sino a la particular realidad de la ciudad, que se reprodujo con fidelidad.