Me empecé a meter en problemas con la ley, estuve en la cárcel y poco después mi adicción se salió fuera de control, gastaba más dinero en comprar drogas de lo que ganaba vendiéndolas”.
Por alguna razón en esa noche, clamé a Dios y le pedí que me salvara de mi situación”.
Al recibir una nueva oportunidad para vivir después de tan difícil incidente, le confirmó a Rojas que en verdad había alguien cuidándolo en todo momento y que a pesar de no tener un padre carnal, se dio cuenta de que su Padre Celestial estaba ahí para rescatarlo.
“No voy a mentir y decir que todo cambió en un instante, pero fue poco a poco que fui quitándome los malos hábitos incluyendo el decir groserías y dejar el cigarro,” Rojas comenta.
“Una vez que logré ordenar mi vida acudí a la Universidad Bíblica de Cristo para las Naciones (Bible College at Christ for the Nations) en Dallas y fue ahí donde Dios comenzó a sembrar la composición de canciones en mi corazón.