Al fin, sus superiores le proponen la misión de Anqing (China), pero él la rechaza.
Ese mismo año llega a la Universidad jesuita "Gonzaga" en Spokane, Washington, para aprender inglés.
También en esa época comienza a escribir sus primeros artículos que publica en la revista "El siglo de las misiones".
Allí encuentra sus primeras dificultades, pues no solo tiene que aprender la difícil lengua esquimal, sino que ha de hacer entender el concepto de Dios a personas con una psicología y pensamiento radicalmente diferentes a los europeos.
Pero al igual que la dificultad de la misión fue lo que le llevó a elegir Alaska, el reto del idioma y las ideas abstractas esquimales le llenaban y motivaban aún más.
En 1937 le destinan a Kotzebue[1], en el océano Ártico Estuvo largas temporadas en Akurulak, Bethel, Kotzebué y Alakanuk, pero sus crónicas más famosas son las que se conocen con ese mismo nombre recogidas en un libro llamado "Crónicas Akulurakeñas".
Fue este un episodio convulso pues la prensa, como la Associated Press o la revista Time difundían la noticia por todo el mundo.
Visitó España una vez en 1963 con el fin ("y único propósito") de suscitar vocaciones.