Empezando la batalla, un avión británico arrojó un torpedo sobre el submarino U-64, hundiéndolo, aunque la mayoría de la tripulación logró salvarse gracias a los soldados alemanes presentes en la costa.
Luego los destructores Wolfgang Zenker, Bernd von Arnim, Hans Ludemann y Hermann Künne atacaron también, pero solo lograron dañar al HMS Bedouin.
Finalmente, todos los destructores alemanes se retiraron, excepto el Hermann Künne que no recibió la orden de hacerlo, y fue hundido por el HMS Eskimo.
El último destructor, el George Thiele, disparó todos sus torpedos contra cinco barcos que lo atacaban y luego encalló en la playa a las 1500 horas.
Debido a los daños sufridos, el Eskimo tuvo que permanecer en Narvik hasta el 31 de mayo.