En 2017 cuenta con una población de 634 habitantes; en 2000 contaba con 490 (datos del INE [1] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).).
En las zonas más altas, ejemplares de gran interés como el tejo, el arce y el espino majoleto.
El programa festivo empieza el viernes y al día siguiente se desarrolla la tradicional Carrera Urbana de Sedella.
Los vecinos se despiertan el domingo con una alegre diana floreada que anuncia el día grande de la feria.
Durante la Semana Santa salen en procesión, el Jueves Santo, Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, que son portados hasta la loma del Calvario, un lugar no muy distante del casco urbano.
En esta localidad, los sonidos juegan un destacado papel, pues, como anécdota, cabe añadir que durante el Jueves y Viernes Santo, en señal de luto, las campanas no tañen, y en su lugar se utilizan carracas para anunciar la hora de la misa.
Posteriormente se saca el ‘Pedro’, un muñeco que se rellena de paja y se quema en la plaza del pueblo, e inmediatamente después se procede a cumplir con una de las tradiciones más singulares que conserva este municipio: algunos vecinos se encargan de ir establo por establo para soltar las bestias, que son conducidas hasta la plaza del pueblo, o bien trasladar las macetas que encuentren en las calles para obligar a sus propietarios a ir a la mañana siguiente a la plaza y recoger animales y plantas.
Tanto estas como sus familias, consideraban un desprestigio bailar con un ‘loco’, y para evitar que eso ocurriera, el novio participaba en una subasta, a modo de rescate, con lo que el supuesto loco perdía la opción de sacarla a bailar.