En este momento inicial, el secretario de cámara cobraba unos ochocientos ducados anuales (que cobró Rodrigo Calderón), una suma considerada moderada.
Sin embargo se trataba de un cargo codiciado por su acceso continuado y de carácter más o menos privado al monarca.
Durante el reinado del hijo primogénito y sucesor de Felipe III, Felipe IV destacó en el cargo, Antonio Hurtado de Mendoza que lo desempeñó durante catorce años.
El cargo desaparecería hacia mediados del siglo XIX.
[7] El secretario de cámara contó con funciones variadas a lo largo de su historia, siempre relacionadas con los papeles y correspondencia oficial del monarca.