Santuario de Nuestra Señora de Las Caldas

En la ladera rocosa de la hoz que en el macizo del Dobra ha creado el río Besaya, se ubica este convento barroco del siglo XVII, aunque sus orígenes son mucho más antiguos, tanto es así que según la leyenda podríamos remontarnos a los años de la dominación musulmana.No existe en Cantabria un conjunto de retablos tan espectacular y homogéneo como el presente.Sin embargo tanto el estilo churrigueresco como los elementos decorativos que incorpora en su estructura le sitúan ya a principios del siglo XVIII.Verticalmente se divide en tres calles, de las cuales la central es más amplia que las laterales.En el centro se ubica un notable sagrario expositor, exento, de orden salomónico y cubierto con cúpula.Los capiteles son corintios y sobre el remate del entablamento se sientan dos ángeles con una palma en la mano.En la hornacina central se observa una soberbia escultura de San Miguel arcángel, luchando contra el demonio.El arco trilobulado lleva en sus enjutas dos ángeles que forman conjunto con otros dos superiores, los cuales portan en sus manos un escudo dorado con la cruz patada pintada en rojo.Responde este retablo al tipo churrigueresco difundido por toda Castilla a principios del siglo XVIII.El ático remata en forma semicircular y en la hornacina central se observa una escultura, que quizás corresponda a San Ignacio de Loyola.Ubicado en la segunda capilla del lado del evangelio, El centro del retablo está constituido por una gran caja cruciforme que se adapta y contiene la cruz de Cristo en el Calvario y a sus pies las esculturas en bulto de los tres personajes que le acompañaron con mayor proximidad: María, San Juan y María Magdalena.El cuerpo del retablo muestra una amplia caja central con la imagen del patrono, San José y peanas en las calles laterales que sostienen las tallas representativas de San Juan Bautista y María Magdalena.La pequeña hornacina del ático alberga la talla de Santa Bárbara y pilastras decoradas con estípites a ambos lados.Al igual que su homólogo de] lado del evangelio predominan en su policromía los tonos azules y blancos imitando mármoles y jaspeados, por lo que su cronología sería similar, en el último tercio del siglo XVIII.Por último, a los pies del templo, se encuentra el coro alto, con soberbia rejería original, del siglo XVII, la antigua sillería, con la imagen de Santo Domingo presidiendo y un órgano moderno que proporciona belleza y armonía la conjunto.
Patio central