San Sebastián es una pintura de Mattia Preti pintada hacia 1657.
Representa el martirio de Sebastián, cuando está siendo asaeteado.
Se calcula que fue realizado hacia 1657, durante la primera estancia en Nápoles del pintor calabrés Mattia Preti, quien muestra en esta obra una evidente influencia caravaggesca.
Preti recibió el encargo de las monjas del convento de San Sebastián para pintar un cuadro sobre el santo con destino a la iglesia conventual.
Una vez expuesto al público, causó un fuerte rechazo y recibió las críticas de Luca Giordano y de otros pintores locales, que juzgaron la obra como muy mediocre e inconveniente.