Pedro Ermengol

En un encuentro con gente de armas enviada por el rey Jaime I a limpiar de maleantes la zona por donde debía transitar la comitiva real, Pedro Armengol se encontró, espada en mano frente a frente con su propio padre Arnaldo.

La providencial circunstancia hizo que Pedro depusiera las armas ante su progenitor, le pidiera perdón y decidiera cambiar de vida.

En el segundo viaje, en Bugía, Argelia, en 1266, se quedó de rehén por algunos cautivos.

Mas no llegando a tiempo el dinero del rescate por el que se había quedado en prenda, fue colgado de una horca, pero sobrevivió y tal circunstancia se considera un milagro de María.

[1]​ Fray Guillermo de Firenze lo encontró vivo cuando llegó, al día siguiente del ahorcamiento con el dinero pactado.