Estos asentamientos se produjeron en una zona rural al norte de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, en una colina desde la que se divisaba la ciudad.[1] Para comienzos del siglo XX, hasta el 1911, San Carlos junto a sus cercanías, era todavía un pueblo que constituía un municipio independiente de la ciudad capital, la cual apenas comenzaba a rebasar los límites de la muralla circundante.[2] En 1692 los pobladores del asentamiento de San Carlos contaban con una modesta iglesia construida con elementos perecederos debido a la falta de medios económicos.En 1715, se comenzó su transformación con materiales más duraderos como ladrillos y labor de mampostería.La iglesia se mantuvo en funciones, no obstante las labores de construcción, que culminaron en 1749, como una edificación típica de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII.