Desde joven se adscribió a Unió Catalanista y más tarde se licenció en Medicina en la universidad de Barcelona.
Durante la Guerra Civil fue jefe de la segunda comandancia de sanidad militar, con base en Gerona.
En 1939 se exilió, primero en Francia y luego en México, donde continuó ejerciendo su profesión y fundó la Bolsa del Médico Catalán.
En el exilio secundó el movimiento de opinión independentista y fue vocal del Consejo Nacional de Cataluña en Londres.
En la I Conferencia Nacional Catalana celebrada en México en 1953 fue designado presidente del Consejo Nacional Catalán, cargo que ocupó hasta su muerte en 1964.