Según Pere Gimferrer: la poesía de Paz encarnaba como pocas aquello que, en el momento presente, podía justificar aún la existencia misma de la poesía como género literario.
Hablo de una doble justificación: estética y moral.
[1] A través de la salamandra, Octavio Paz desarrolla un poema en el que las características físicas y el movimiento de este anfibio ayudan a la descripción de sus ideas creativas.
Además, observa cómo su mundo desaparece con las ciudades.
La salamandra está siempre donde la muerte acecha y enlaza esto nuevamente con su color, el negro, comparándolo con los minerales del mismo color, inertes, muertos, lo que subraya la presencia de la parca, quizás con su guadaña.