Este hecho lo protege de toda clase de ataques, incluyendo explosiones nucleares, y también previene que cualquier enfermedad pueda ser contagiada al resto del mundo.
Sin embargo, se sabe que en un universo alternativo, no fue capaz de resistir un ataque en gran escala.
El personal del SGC firma un contrato para mantener en secreto la existencia de la base y todas las operaciones que allí se realizan.
Allí fue estudiado por muchos años, pero nadie logró hacerlo funcionar correctamente hasta que el egiptólogo y arqueólogo Daniel Jackson fue introducido al Proyecto Guiza, precursor del SGC, a mediados de los años 1990.
Jackson descubrió que los símbolos alrededor del perímetro del dispositivo Stargate eran en realidad representaciones de las constelaciones y no jeroglificos egipcios, como se creyó al principio, y que el aparato podría marcar a otro Stargate si se codificaban al menos 7 de sus chevrones en esos símbolos, como una combinación de cerradura.