Luego de múltiples intentos infructuosos de matar a su nieto, Sórkura arremete contra Sibú con varias lanzas, arrojándoselas todas sin dar en el blanco.
Sibú toma una de las armas y lo mata al primer intento; luego, toma la forma de su abuelo y toca su caracola para que los demás Sòrburu se reúnan.
Cuando los diablos llegan, Sibú los convence de descuartizar y asar el cadáver de Sórkura, hecho lo cual el dios se da a conocer y esparce los pedazos por el mundo.
Así, el fémur se transformó en un wáyuk, un espanto que predice desgracias.
De otra parte salió Àiáksura, un mono partido a la mitad, de cuyos pulmones brotan horribles espumarajos.