El territorio habitado por el pueblo mapuche se organiza a partir de cuatro puntos, los cuales son identidades territoriales asociados a los puntos cardinales.
La ruca mapuche varía en materialidad y forma de acuerdo a la zona donde se emplaza.
Antiguamente, cuando alguien quería construir su ruca, le pedía permiso al espíritu Ngen-mapu para establecerse en el lugar, y debía avisar a un superior para dar el aviso al resto de la comunidad.
Así, el futuro dueño de la ruca debía recolectar los elementos para la construcción, mientras que las personas de la comunidad junto con él trabajaban construyendo la ruca; realizando un trabajo comunitario llamado rukatun o rukan.
Al finalizar el trabajo, se celebraban el trabajo con una comida compartida para los colaboradores y se bailaba con máscaras de madera o collón.