Esta divinidad fue considerada como masculina por los autores más antiguos (Varrón, Marco Verrio Flaco y su epitomador Festo) que hablan de un dios Robigus, mientras que durante la edad imperial fue considerada como una diosa puesto que autores como Ovidio , Columella y los cristianos Tertuliano, Lactancio y Agustín de Hipona hablan de una diosa Robigo ("Robigine").
Probablemente el cambio fue para hacer coincidir el género de la divinidad con el nombre común Robigo que en latín es femenino e indica la roya.
Su festividad, denominada Robigalia, se celebraba el 25 de abril, en el periodo en el que comienzan a formarse las espigas.
El motivo del sacrificio canino es explicado por el mismo sacerdote a Ovidio: cuando la “Estrella del Perro” (es decir, Sirio) aparece en el cielo inicia la estación cálida (canícula) y existe el riesgo que los frutos maduren demasiado temprano; para evitar este riesgo se sacrifica un perro (o perra) por su analogía con el nombre de la constelación.
En realidad es probable que el perro fuese sacrificado por su condición de animal relacionado con divinidades infernales como Robigo.