Conforme decrece el grado de estructuración del entorno las tareas se tornan más complejas.
Esto ocurre cuando el robot es móvil y debe tener información de su posición en el mapa interno.
Los mecanismos pueden ser absolutos o relativos, por ejemplo, usando GPS y odometría, respectivamente.
En entornos no estructurados la solución a través de mapa no es viable, por lo que se toman caminos en los que no se usa la inteligencia artificial clásica, con un control centralizado, sino la inteligencia artificial basada en multiagentes (originaria en el trabajo de Rodney Brooks y su arquitectura de subsunción), o en planteamientos conexionistas usando redes neuronales.
La disciplina que usa algoritmos genéticos para evolucionar redes neuronales se denomina robótica evolutiva.