Durante su infancia asistió al Horace Mann School donde se desempeñó como jugadora de fútbol, básquetbol y como nadadora.
Tras regresar de Yale, estudió en la Universidad Rochester Medical Center, donde se especializó en oftalmología.
Así especificó su hermana, en sus declaraciones para el famoso documental estrenado en ESPN, la cinta llamada Renée, del director Erick Drath.
Reconocida y famosa desde su adolescencia, llegó a ser top ten del ranking de la Costa Este.
Es decir, a nivel local Richards tenía un futuro promisorio: era la joven promesa de Estados Unidos.
Renée tenía una estatura ideal para el deporte blanco: la neoyorquina medía 188 cm, altura que le permitía realizar un buen servicio, además de tomar la red y cubrir los espacios para reducir las posibilidades de ser vulnerada por un passing rival.
Más adelante y como oftalmóloga, continuaba jugando tenis, pero ya no figuraba en el circuito amateur.
Dicha operación la llevó a cabo el médico urólogo argentino Roberto Concepción Granato.
En una entrevista concedida a la revista ‘Tennis Magazine’ en 1999, Richards confesó la realidad del cambio de sexo.
Se convirtió en directora de oftalmología en el Manhattan Eye, Ear and Throat Hospital.
En 1983 Richards publicó su primera autobiografía titulada Second Serve y en 2007 publicó su segunda autobiografía titulada No Way Renée: The Second Half of My Notorious Life.
En 2011 se estrenó Renée, una película documental que cuenta la historia de su vida.
En 1986, se estrenó Second Serve, película biográfica para la televisión sobre Richards, basada en su libro autobiográfico.
La tenista tuvo cinco participaciones en el Abierto de Estados Unidos, siendo el año 1955 y 1957 su mejor actuación, donde llegó a segunda ronda.