En 1935, cuando René tenía siete años, su tía Juana lo llevó a un espectáculo y quedó asombrado con la presentación de un mago llamado "Chang".
Al tiempo, la zapatería del padre quebró y la familia se mudó a la ciudad de Coronel Suárez.
Para ello debió seguir un camino autodidacta, porque "todos los libros y técnicas son para magos de dos manos".
Sin embargo, la atracción de los espectáculos de Lavand no radicaba exclusivamente en la asombrosa manera en que había superado su discapacidad, sino también en las historias (escritas en su mayoría por sus amigos Rolando Chirico y Ricardo Martín) con las que vistió sus ilusiones, y en su expresivo manejo de la pausa y el silencio como recursos dramáticos.
Lo primero lo consiguió a través de los cuentos, poesías y música que utilizaba en sus presentaciones.
La estatua fue realizada en el término de dos meses, por los docentes municipales Susana Novoa, Mónica Porras, Nancy Salar y Norma Villabona.
[13] Lavand aparece como personaje en la novela Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez (ed.