En 2007, los inspectores europeos encontraron que el proyecto ruso cumplía con todas las especificaciones modernas.
De todas formas, el gobierno conservador del primer ministro Boiko Borisov, que hace campaña por el “no”, tiene mayoría en el parlamento.
En este contexto, la pregunta: “¿Debe Bulgaria desarrollar su energía nuclear edificando una nueva central atómica?”[6] se ha interpretado de diversas maneras, lo que podría provocar la indecisión de los electores.
[8] Aun cuando el referéndum tuvo una mayor cantidad de votos afirmativos en las 31 divisiones electorales, la participación no superó el 60 % requerido, por lo que el referéndum no es vinculante.
[9] El No obtuvo la única victoria, en el voto de los diplomáticos acreditados en el extranjero, donde el Sí logró un 47.24%, el No un 50.81% y los votos nulos fueron sólo un 1.95%.