Este movimiento generalmente rectilíneo, al retroceder, expulsa la vaina servida y al recuperar su posición de reposo merced a la fuerza de un muelle o resorte en espiral, acciona la carga del siguiente cartucho.
Esto es altamente arriesgado para la integridad física del tirador y un daño seguro para el arma.
Por eso es preciso acerrojar el arma en el momento del disparo o demorar la apertura que producirá la inercia.
Las mayoría de las armas accionadas por retroceso corto y con cerrojo que corresponden a calibres de mayor presión generalmente tienen cañón basculante, movimiento que permite liberar la corredera del cerrojo.
Los fusiles que tienen presiones más altas generalmente se consideran no aptos para la operación de retroceso simple.
El fusil de asalto Sturmgewehr 45, Heckler & Koch MP5 y la metralleta Calico utilizan esta operación.