Abandonado en la segunda mitad del siglo XX, se encuentra en ruinas.
En el siglo XIX ya hay referencias que citan a la pedanía, que empezó a desarrollarse gracias a las minas de hierro que había en la zona.
A principios del siglo XX, contaba ya con unos 255 habitantes.
La mayoría se dedicaban a la agricultura de secano, trigo y cebada y al cultivo de frutales en la rambla.
[2] [3] [4] Existe una coplilla del pueblo que dice: "En la Rambla no hay reloj/ ni Ayuntamiento ni plaza/ ni juez ni gobernador/ que es gente de esparto y maza / que a pedrás matan a Dios / y le rompen la calabaza."