En 1911, consigue una beca del gobierno argentino para viajar a Europa, conociendo España, Holanda, Suiza y Bélgica.
Radicado en París durante cuatro años, se pone en contacto con la pintura postimpresionista que influirá sobre el resto de su obra.
Ese mismo año, integra la Sociedad de Grabadores y realiza una exposición en el Salón Witcomb, exhibiendo cincuenta y dos óleos.
Una segunda, surgida durante su estadía europea, con influencias de Alfred Sisley, Paul Cézanne, el fauvismo y el postimpresionismo de Van Gogh.
La tercera y última, cumplida a su regreso a Argentina, en la que interpreta los escenarios naturales mediante el uso de la luz y creando atmósferas sentimentales.