Es el santo patrón de los partos, niños, embarazadas y personas acusadas falsamente.
Estando cautivo, sus carceleros musulmanes lo martirizaron perforando sus labios con hierro candente para colocarle un cerrojo en su boca e impedir su prédica.
El papa Gregorio IX lo nombró cardenal[1] pero, estando de camino a Roma, fallece en Cardona (Barcelona).
Normalmente lo lleva a los pies, lo cual indica su desprecio por las honras, aunque sean eclesiásticas.
En Ramón lleva tres coronas: castidad, elocuente predicación y martirio, (este último incruento pues aunque padeció muchísimo no murió de muerte violenta).
Pidió el santo viático y, no habiendo quien se lo administrase, —¡oh dignación de Dios con sus criaturas!— el mismo Jesucristo, con larga corte de ángeles, se le dio en comunión.
Recuerda como le fue puesto un candado, perforándole los labios con un hierro al rojo vivo, impidiéndole predicar el evangelio.
No le hizo falta, en sus manos se grabaron milagrosamente los Nombres de Jesús y María; sólo con levantarlas, ya predicaba.
También es frecuente la estampa donde le acompañan unas mujeres suplicantes, indican su protección sobre la maternidad, los partos y demás.
En el barrio del Bronx en Nueva York, Estados Unidos, la parroquia católica de San Ramón (St.