Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluido donde no hay músculo estriado.
Las áreas del cuerpo más comunes donde se localiza este tumor son la cabeza[1], el cuello, la vejiga, la vagina, los brazos, las piernas y el tronco.
Y se pueden producir recidivas (que el tumor vuelva a surgir) incluso después de una remisión total.
Existen varias clasificaciones pero la más utilizada actualmente se divide en 4 tipos: Rabdomiosarcoma embrionario, que tiene una variante, el botrioides.
El pleomórfico es el menos común, representando el 10% y se da más en adultos de 30 a 50 años.
Las localizaciones más frecuentes son: extremidades (21%), retroperitoneo (13%), cabeza y cuello (11%), aparato genitourinario (11%), paratesticular (11%), órbita (11%), próstata (4%) y áreas misceláneas (21%) que son otras localizaciones distintas a las mencionadas.
Numerosos estudios han demostrado que la ausencia o mutación del gen P53 impide la muerte celular (apoptosis) ante un daño del ADN, lo que induce a la acumulación de una masa tumoral.
Otras anomalías congénitas genitourinarias, cerebrales, neurofibromatosis y el síndrome alcohólico-fetal pueden influir en la incidencia del rabdomiosarcoma.
Soledad Gallego, ha descubierto dos proteínas implicadas en la metástasis del rabdomiosarcoma: la integrina-á2 y la N-cadherina.