Nacido en un momento en que su padre, el teniente coronel Everett Darius Barlow (1881-1952), servía en las Fuerzas norteamericanas en Francia, Barlow pasó la mayor parte de su niñez en Fort Benning, Georgia, donde su padre estaba acuartelado.
Dibble comparó el celo de Barlow por buscar y descifrar códices y manuscritos coloniales poco conocidos o tenuemente recordados con el de Zelia Nuttall.
Barlow fue amigo de los escritores H. P. Lovecraft y Robert E. Howard desde los trece años.
No había mencionado su edad en la correspondencia y evitaba mandar foto, por lo que Lovecraft se sorprendió al bajar del autobús y ver que le esperaba un muchacho de apenas dieciséis años.
Cuando se atrevió a plantear tal cosa por carta, Lovecraft, ignorante de su condición, al igual que con su amigo Samuel Loveman, otro gay en el armario, le desalentó a escribir ficción homoerótica y condenó la homosexualidad.
Barlow fue a Providence poco después, donando la mayoría de los manuscritos y algunos impresos que le entregó la tía del autor a la John Hay Library de la Brown University.
Se hicieron amigos y Barlow le confió el manuscrito a Ripley antes de su suicidio.
Ella permaneció en México siete años más, después enseñó en varios sitios en los Estados Unidos antes de retirarse en 1993.
En 1938 editó Notes and Commonplace Book of Lovecraft y en 1939 After Sunset (John Howell, 1939), una colección de los mejores poemas escritos por George Sterling en sus últimos años antes de su suicidio en 1926.
En 1943, Barlow prestó ayuda con la primera bibliografía publicada de Lovecraft (por Francis T. Laney y William H. Evans).
Su conmovedora memoria de Lovecraft, "El viento en la hierba" puede ser encontrada en Marginalia (Arkham House, 1944).
El simbolismo y estructura política mayas más tarde aparecerán fuertemente en las obras de Burroughs.
Su preocupación por los detalles dirigió a que tales trabajos fueran muy minuciosos, como "Las Relaciones Geográficas del siglo XVIII".
Aquella tarde, se encerró en su habitación y tomó 26 cápsulas de Seconal, dejando clavada por fuera en la puerta una nota escrita en pictogramas mayas: "No me molestéis.