El objetivo final de esta técnica es premiar el mayor esfuerzo realizado por el cliente concediéndole un descuento superior.
Para que un rápel suponga un incentivo al comprador, la cifra inferior de la escala debe ser ligeramente superior a su consumo habitual.
El periodo de consumo suele ser anual pero también se pueden negociar rápeles trimestrales o semestrales.
Así, se logra que el volumen total de ventas sea superior en el primer caso.
Por el contrario, acoge el traído del inglés, bonus, que define como la prima vinculada, en el ámbito económico o empresarial, al logro de determinados objetivos.