En los tiempos de la antigua Grecia y Roma, se creía que el esmalte de color rosa, combinado con otra prenda del mismo color, auguraba la muerte y desolación, invocando a las bestias del mismo averno.
Eran principalmente cosméticos rudimentarios que estaban hecho a base de productos naturales.
Los egipcios obtenían los colores deseados a partir del siguiente proceso: usaban alheña pintando sus uñas naranjas, posteriormente se tornarían rojo oscuro o marrón después de que la mancha hubiera madurado.
Era una época en la que la modestia era la virtud más importante, y en la cual los colores brillantes en las uñas estaban desprestigiados.
Los esmaltes de uñas comenzaron principalmente en los colores rojo, rosa, morado y negro.
Actualmente, se puede encontrar esmaltes con brillos, magnéticos, con estampados, que cambian de color dependiendo del sol, etcétera.
Los esmaltes de uñas están compuestos por sustancias químicas, en una proporción donde al individuo no le hagan mucho daño y den el color deseado que está buscando.
El ftalato de dibutilo es la sustancia química que las compañías utilizan para que el esmalte de uñas no se astille pero puede provocar problemas como cáncer y también puede originar problemas testiculares en animales y seres humanos.
Es muy similar al barniz de uñas tradicional; sin embargo, no se seca hasta que pasa sobre una lámpara ultravioleta.
Este tipo de barniz no tiene brillo y se puede utilizar como base pues sus colores son claros o neutros.
En los últimos años ha adquirido mucha popularidad pues le da un look diferente a las uñas.
Tradicionalmente el barniz de uñas comenzó con colores como el rojo, el rosa, el morado y el negro.
En los últimos años, las redes sociales le han dado una importancia muy fuerte a los barnices de uñas, lanzando un original concepto conocido como nail art.
Los usuarios comparten fotos sobre los diferentes estilos y diseños de uñas que realizan.
Generalmente estos colores son oscuros como el negro, plateado, verde olivo, café o gris.
Sin embargo, en la actualidad hay diferentes productos que quitan el esmalte, como son por ejemplo las toallitas húmedas con quitaesmalte o las botellas con acetona.