Fue cónsul sufecto en el año 5 a. C. Primero con Lucio Vinicio y después con Gayo Sulpicio Galba.
Como ejemplo, se refiere a Quinto Haterio, quien "...nunca vaciló, nunca se detuvo; sólo hizo un arranque y una parada"[2] Incluso el emperador Augusto comentó su rapidez, diciendo que su discurso era tan rápido que necesitaba un freno.
Tácito cita a Haterio: quo usque pateris, Caesar non adesse caput rei publicae?
Pero su torpe esfuerzo hizo que el emperador cayera al suelo, y los guardias, pensando que se trataba de un ataque a la persona de Tiberio, se abalanzaron sobre Haterio para matarlo.
En una reunión del Senado en la que se discutía cómo honrar al hijo de Tiberio, Druso el Menor, Haterio presentó una moción para que todos los decretos aprobados ese día se erigieran en la sede del Senado con letras de oro macizo; pero sus colegas se rieron de su sugerencia por considerarla una tontería.