Esta caracterización ha sido formulada por el antropólogo Mario Rabey, en su trabajo sobre paisajes culturales de la ribera sur metropolitana.
[1] La descripción de las Quintas que sigue a continuación está basada en otro texto del mismo autor.
Además, se estableció una importante agroindustria artesanal vitivinícola, que le dio una marca identitaria a la zona, como la productora de los buscados vinos de la costa, una actividad que se ha conservado, aunque muy disminuida en volumen, hasta el presente.
Por otro lado, el impacto –si bien algo menor que el anterior en términos materio-energéticos, importantísimo en términos de pérdida de información eco-cultural-, producido por la instalación y consolidación del Polo Petroquímico del Dock Sud.
Este proceso llevó a una situación crítica a la producción de hortalizas, frutas y uva para vino, si bien sigue existiendo una superficie de viñas en las Quintas, así como frutales y áreas con hortalizas.
Trasladados en contenedores abiertos sobre pequeños camiones, con guinche, son depositados en los suelos de las parcelas locales y, más recientemente, como relleno en la zona costera.
Originariamente pensadas para instalar un parque industrial, afortunadamente el gobierno municipal abandonó la idea, cuya concreción habría tenido un altísimo efecto deteriorante en el área.