Originalmente construida para impulsar la economía del monasterio, en los siglos posteriores se desarrolló una creciente rivalidad entre la ciudad y el convento.
En 1477 la abadesa resuelve la rivalidad existente a su favor con la fuerza de las armas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad no sufrió graves daños.
Se llegó a considerar la demolición de la ciudad vieja y su reconstrucción en estilo socialista.
Sin embargo, el proyecto no prosperó por falta de fondos.