Estas puntas se caracterizan por tener una hoja plana y generalmente ovalada, aunque también se pueden encontrar de forma circular, romboidal e incluso con aletas.
Sin embargo, su dispersión es común en toda la península ibérica, lo que indica que su uso y producción se extendió ampliamente en la región.
El proceso de fabricación implicaba el martilleo y, a veces, la aplicación de calor para ablandar el metal y dar forma a las planchas que luego se recortaban para convertirlas en puntas.
Algunas de estas puntas contenían arsénico, lo que facilitaba el laminado del metal durante su producción.
Algunos consideran que eran puntas de flecha, aunque su peso elevado indica que es más probable que se utilizaran como puntas de lanza o jabalinas para la caza o como armas en combate.