Debe formar parte de una exploración pediátrica rutinaria.
En una habitación semi oscura el observador mira a través del oftalmoscopio directo los ojos del paciente a una distancia de un metro.
Se elige esta distancia porque podemos ver ambos ojos a la vez.
Los reflejos rojos deben aparecer brillantes e iguales en ambos ojos.
Cualquier asimetría de este reflejo justifica una investigación más exhaustiva por un oftalmológico pediátrico si es un niño.