Las personas que presenten alguna de estos emblemas protectores llevando a cabo un servicio humanitario y deben ser protegidas por todas las partes en conflicto.
A mediados del siglo XlX, las armas modernas se había convertido cada vez más violentas.
[1] Permitiendo que cada país desarrollase su propio emblema habría llevado a la confusión.
Ya en el año 1876, el Imperio Otomano presentó la Media Luna Roja como una alternativa, como un emblema menos cristiano.
Con el tiempo la adopción de un emblema único y universal se ha encontrado con dos dificultades recurrentes:[4] En el año 2005, una delegación internacional consiguió finalmente una solución integral a estas dificultades con la adopción del Protocolo III.