El nombre común en guaraní es "igope-pará", que significa "árbol puesto en el camino para comer".
El ritidoma (corteza) es fino, pardo grisáceo, y de madera veteada, con propiedades tánicas.
La madera responde bien al secado, valiosa donde se requiera mantener dimensiones estables a prueba de humedad.
La polinización, mediante viento e insectos, es alógama (cruzada), donde los órganos reproductores femeninos se ponen activos antes que los masculinos.
Este árbol está perfectamente adaptado a la sequía (xeromorfo), sales y arena; o sea, que es extremadamente eficiente en el aprovechamiento del agua, produce la mayoría de los frutos en años de sequía, y ha sido exitosamente introducido en regiones áridas.
P. alba y otras especies de algarrobo del Género Prosopis, como P. nigra (algarrobo negro) son muy confundidas o no correctamente distinguidas en la literatura botánica; en parte debido a la facilidad de la hibridación interespecies.
La madera es resistente a la intemperie y se usa para postes de alambrado.
La harina conservada de esta forma se puede romper en pedazos o triturar antes del uso.
Para la elaboración de las chichas (bebidas fermentadas, como la aloja) se ponen tanto frutos machacados para acelerar el proceso de la fermentación, como frutos masticados en agua.
Los hombres ahuecaban un Palo borracho (samu´u) quemaban por dentro para que quedara más resistente.
También los Nivaclé trituraban los frutos maduros del algarrobo, cernido por bolsas y depositado en vasijas de barro, redes o en fosas.
Las especies del género Prosopis tienen, por sus propiedades nutritivas, un importante significado en los mitos de numerosos pueblos indígenas.
Es un combustible de alta calidad que tiene un gran valor calórico; produce pocas cenizas.
En Chaco árido no es económicamente rentable explotar montes que brindan menos de 15 ton.
Por su capacidad para fijar nitrógeno se utiliza como fertilizador de pasturas destinadas al ganado.