Este puesto correspondía, de acuerdo con la citada ley, al presidente de las Cortes Españolas, y no le daba ninguna prerrogativa específica.
La elección recayó en el príncipe Juan Carlos, nieto del último rey antes de la proclamación de la República, Alfonso XIII.
Al príncipe y a su familia se le permitió regresar a España desde su exilio[2], y fue educado para su futuro papel institucional[3].
En los años 60 para Franco comenzaron los primeros problemas de salud[4] y esto lo llevó a preparar su sucesión.
La cuestión principal durante la regencia fue la proclamación del príncipe Juan Carlos como rey,[10] por lo que fue solo un corto período de transición que no tuvo consecuencias particulares en las políticas del país.