Su construcción condujo a la formación del lago Asad, la mayor reserva de agua dulce del país.
Al mismo tiempo que el desarrollo de las obras tuvo lugar un proyecto arqueológico con implicación de múltiples países para excavar y documentar los restos arqueológicos de las zonas que tiempo después quedaron inundadas tras la terminación de la presa.
El descenso en el caudal del Éufrates que tuvo lugar en 1974 para comenzar a embalsar agua desencadenó una crisis entre Siria e Irak que se pudo zanjar tras la mediación de Arabia Saudí y la Unión Soviética.
[2] El propósito original de la presa fue generar energía hidroeléctrica e irrigar campos de cultivo a ambos márgenes del Éufrates.
Sin embargo el resultado final no pudo aprovechar todo el potencial en ninguno de los dos objetivos.