Ostentaba la representación consular de la República Francesa en Burgos.
Contrajo matrimonio con Genoveva Martín-Cobos Lagüera y se acercó más al mundo de la pintura, que ya conocía por ser su tío el también pintor Luis Gallardo Pérez.
Otros pintores como Marceliano Santa María o Eduardo Chicharro (quien vivió en su casa durante varios meses durante la Guerra Civil) le animaron a seguir pintando, actividad que pasados los años le ocuparía la mayor parte de su tiempo.
Asimismo tuvo como aficiones la natación, la aviación y el montañismo.
El propio pintor llegó a definir su obra como "un neoimpresionismo dentro de una pintura ambiental, en la que se da más importancia a los valores de la luz; y al color, dentro, asimismo, de matices puramente lumínicos".