Los portapaces son objetos religiosos destinados a dar el ósculo de la paz.
En los primeros siglos de la Edad Media consistían en una varilla metálica terminada por algún emblema religioso.
Los temas más repetidos son el nacimiento y la Pasión de Cristo.
Una característica iconográfica muy común en el Renacimiento es la representación en el frontón —de forma semicircular— de la figura del Padre Eterno.
En el Museu Frederic Marès se conserva una extensa colección de portapaces.